Día mundial de la agricultura: un recordatorio más para gestionar mejor el agua.

Mangos

En la ceremonia de apertura de la Semana Mundial del Agua celebrada en Estocolmo este verano, José Graziano de Silva, director de la FAO, afirmó: “no hay seguridad alimentaria sin seguridad hídrica”.

Sin embargo, la sequía hace tambalear la seguridad hídrica y este verano se ha hecho notar especialmente en Europa. No sólo en España, donde estamos más acostumbrados a ella. Este verano hemos visto el río Rin bajo mínimos, así como el Loira.

Y esta sequía, obviamente afecta a los campos agrícolas. El sector primario es el que más agua consume de todos y el que más pérdidas de agua produce también. Y es que la agricultura consume un 70% del agua dulce del mundo entero.  Es por esta razón que mejorar la gestión del agua en la agricultura se considera como un objetivo prioritario.

Es por ello que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propone un nuevo marco para la gestión del agua en la agricultura en su informe  “Afrontar la escasez de agua: un marco de acción para la agricultura y la seguridad alimentaria“, en la que destaca que las políticas y acciones deben dirigirse a:

  • Modernizar el riego: se indica que el riego del futuro será cada vez más por mangueras y combinará diferentes fuentes de agua, incluyendo las aguas subterráneas, de una manera sostenible.

En nuestro país, según detalla la memoria descriptiva del PERTE de digitalización del ciclo del agua de marzo de 2022: “ la superficie regada en España supone un 22,6 % referido a la superficie cultivada. (…) Los principales sistemas de regadío se distribuyen de la siguiente forma:

  • El sistema de riego localizado se encuentra implantado en 2.032.755 ha, lo que supone el 53,09% del total de la superficie regada.
  • El sistema de riego por gravedad concentra el 23,56% con 902.163 hectáreas.
  • El sistema de riego por aspersión suma 572.219 ha, suponiendo el 14,95%.
  • Finalmente, el sistema de riego automotriz se encuentra implantado en 321.609 hectáreas que suponen el 8,40% de la superficie total de riego.”

Así pues, el riego localizado es el más ampliamente utilizado. Y dentro del riego localizado, el riego gota a gota es de los más desarrollados. En este contexto, el sistema de riego localizado subterráneo DeepDrop® es una alternativa para mejorar la eficiencia del riego gota a gota puesto que permite aumentar el ahorro de agua de un 40 a un 70%. Esta variación se explica en función del tipo de suelo y del tipo de plantación. Además, este sistema reutiliza la existente red de riego gota a gota con lo cual no supone grandes costes adicionales y mucho menos si lo comparamos respecto a otros tipos de riego subterráneo ya presentes en el mercado.

  • Reducir las pérdidas de agua a través de la:
      • Reducción de la demanda de producción de regadío mediante la sustitución por importaciones de alimentos básicos de secano; y
      • Reducción de la demanda de agua agrícola per cápita.
  • Mejorar el almacenamiento del agua de lluvia en las explotaciones mediante el almacenamiento de agua en los pequeños estanques o directamente en el suelo, los agricultores pueden reducir los riesgos relacionados con la sequía y aumentar la productividad.
  • Reciclar y reutilizar el agua, en particular, las aguas residuales tratadas de los centros urbanos, puede desempeñar un papel importante en la producción agrícola en zonas áridas.
  • Controlar la contaminación. Para ello habrá que mejorar las normas de calidad del agua y su aplicación con el fin de reducir la contaminación del agua, que agrava su escasez y supone muchas enfermedades de salud y, por ende, de costes para la sanidad.

Al mismo tiempo, la reducción de las pérdidas post-cosecha debe formar parte de cualquier estrategia para afrontar la escasez de agua. De todos los alimentos que se producen en el mundo, el 30%- 1,3 millones de toneladas- se pierde o desperdicia cada año a lo largo de la cadena de valor desde el campo a la mesa. La reducción de estas pérdidas supone dar un paso importante hacia la reducción de presión sobre los recursos naturales que son esenciales para la producción de alimentos, como la tierra y el agua. Con la reducción de las pérdidas en la cadena de valor posterior a la cosecha, se puede obtener un ahorro sustancial de agua abordando las cuestiones de los residuos en la cadena alimentaria, las dietas y el papel del comercio agrícola. En este sentido cabe destacar la normativa que se está desarrollando actualmente contra el desperdicio alimentario en España habiéndose aprobado el Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, mientras que a nivel autonómico en 2020 Cataluña aprobó la Ley de prevención y las pérdidas del despilfarro alimentario.

Así pues, existen estas y otras opciones para mejorar la gestión del agua en la agricultura, así como iniciativas de la sociedad civil que hacen propuestas en función de su realidad territorial y las problemáticas que viven que se van desarrollando a medida que las dificultades en la agricultura aumentan. Dificultades debidas a la presión y desafíos que supone el cambio climático, pero también ciertas prácticas de mala gestión del agua, un bien cada vez más escaso.

 

 

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